El proyecto FONDECYT llevado a cabo desde 2017 hasta 2020, incluye el estudio sobre los efectos de la pesca en la reproducción de la Centolla (conocida en los mercadosinternacionales como Cangrejo Real del Sur) y nació con la necesidad de generar conocimiento para el manejo de la pesquería y proponer mejoras en los esfuerzos demonitoreo que se realizan en la Región de Los Lagos y Aysén.
Por Millaray Mariqueo, Ciencia en Chile.- El artículo denominado “El impacto del truncamiento de tallas en el éxito reproductivo de la Centolla” fue elaborado por Carlos Molinet, Rubén H. Roa-Ureta , Paulina Gebauer, Manuel Díaz, Patricio A. Díaz, Thamara Matamala, Katherine Espinoza, Jorge Henríquez, Daniela Uribe, Oscar de Lázaro, Andrés Olguínf, Kurt Paschke, José Valenzuela y Yohnatan Jaramillo. Ypublicado en la prestigiosa revista Fisheries Research.
La centolla (símil de cangrejo rey que se pesca en Estados Unidos) es una especie de muy
alto valor económico, que tradicionalmente se ha explotado en Magallanes, no obstante, en
el 2010 se incrementó en al menos 10 veces la pesquería en la Región de Los Lagos y Aysén.
Truncamiento de tallas
Las pesquerías por lo general son selectivas, es decir, seleccionan a los individuos más
grandes, de hecho se establece una talla mínima legal porque se busca proteger a los
individuos pequeños para que se reproduzcan al menos una o dos veces durante su vida
antes de que sean pescados. Además, en el caso de estos crustáceos, es una pesquería de
solo machos y las hembras deben ser devueltas al agua, al igual que los especímenes de
menor tamaño.
Las hembras del recurso Centolla prefieren reproducirse con machos de mayor tamaño, por
lo que, al disminuir en exceso los machos de talla grande, las hembras de mayor tamaño
(que son las de mayor fecundidad) tienen menor probabilidad de reproducirse.
Además, si los machos son muy chicos, no pueden copular con las hembras, y/o que no las
pueden proteger cuando mudan su caparazón, entonces también se ve amenazada la
capacidad reproductiva de estos crustáceos.
“En nuestros resultados se observa que hay una una proporción de hembras grandes que no tienen huevos, la hipótesis es que no tienen huevos porque no hay machos grandes que las puedan fecundar” indicó el lider de la investigación Carlos Molinet.
Debido a la presión de selección que ejerce la pesquería, que remueve a los individuos que
crecen más rápido y alcanzan la talla de captura legal, se prevee que sería cada vez menos
frecuente encontrar centollas grandes, por ende, se enaniza la pesquería, a eso se le
denomina truncamiento de tallas.
Se dice que también es truncación de edades, porque los tamaños se relacionan a las
edades, pero como no se conoce exactamente qué edad tienen, entonces se habla de
truncación de tamaño.
En términos de producción para el futuro, el académico mencionó que “es malo para la
pesquería porque implica que en el mediano largo plazo, los individuos se demoran más en
crecer, lo que antes crecía en cinco años, ahora crece en 6, 7, o más años, es decir, se está
haciendo una pesqueria ineficiente”.
Por otro lado, el investigador también mencionó que estamos muy atrasados respecto a
conocimiento de biodiversidad asociada a este recurso y los efectos de la remoción excesiva de las centollas de los ecosistemas patagónicos, “en Chile el conocimiento sobre la
biodiversidad afectada o relacionada con las pesquerías es muy superficial, conocemos tan
poco de cómo interaccionan estas especies que estamos bien restringidos en información
respecto a las consecuencias de la pesca de centolla en el ecosistema.
No obstante los resultados sugieren que la población de Centolla de la Región de Los Lagos está muy truncada en sus tallas, lo que significa que podría estar incluso colapsada si se compara con los resultados obtenidos en la Región de Aysén. En ese sentido los indicadores de salud reproductiva propuestos en la investigación podrán ser una buena herramienta para contribuir en el manejo de la pesquería”.
Disminuir y regular el esfuerzo: una posible solución
Actualmente para la centolla de la Región de Aysén y de los Lagos, lo que hay es una veda,
que el investigador cataloga como insuficiente ya que está entre diciembre y enero, sin
considerar que las centollas suben a profundidades de 15 a 20 metros y se aparean en
septiembre u octubre, quedando más vulnerables. Por ende, la veda debería ser desde
octubre al menos hasta febrero, (para proteger a las hembras recién mudadas en enero)
“tenemos una legislación demasiado laxa para la pesquería” destacó el académico.
Carlos Molinet mencionó que las medidas administrativas para la pesquería deberían incluir
anillos de escape (por donde escapen las centollas pequeñas), trampas con materiales que
eviten la pesca fantasma (material que se degrade cuando las trampas se pierden) como se
hace en Argentina.
Por último, Molinet realizó un análisis respecto a la gran brecha existente entre la
investigación y la bajada a los usuarios, “los usuarios, que son los pescadores artesanales,
son difíciles de regular en nuestras costas. Además, el manejo de la pesquería en Chile ha
sido históricamente jerárquico, entonces todas las decisiones se han tomado de manera
descentralizada, lo que ha hecho que los usuarios no se sientan responsables ni comprometidos con las medidas que vienen desde el poder centralizado de la Subsecretaría
de Pesca. Los planes de manejo contribuyeron superficialmente a mejorar esta situación, sinembargo, la desatención del estado sobre estos planes resulta en una nueva ola de
desconfianza y falta de credibilidad”