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La posibilidad de crear un sistema de salud más colaborativo: Paulina Bravo Valenzuela

Millaray Mari
Periodista científica de la Universidad de Concepción, Periodista en Ciencia en Chile, Periodista en Programa Vino, Cambio Climático y Biodiversidad, y Agencia Base.

Con una trayectoria marcada por el mismo objetivo, Paulina actualmente continúa teniendo diversos roles en el país y Latinoamérica para lograr un sistema de atención de salud con participación activa e informada de parte de los pacientes.

Millaray Mariqueo, Ciencia en Chile.- La doctora Paulina Bravo Valenzuela actualmente ejerce como Directora de Educación y Participación en Salud dentro de la Fundación Arturo López Pérez (FALP), una nueva dirección creada para potenciar el rol activo de las personas en el cuidado de su salud.

En esta área, Paulina tiene el desafío de  la educación como parte de una atención integral del cáncer. Además de avanzar hacia que las personas puedan tener una participación activa en la toma de decisiones relacionadas a sus tratamientos médicos.

Bravo fue Directora de Investigación de Doctorado y presidia la Comisión de Investigación de la Escuela de Enfermería de la Pontifica Universidad Católica de Chile, donde el rol era potenciar los talentos dentro de la escuela, creando programas de mentoría para potenciar la investigación en enfermería, haciendo asesorías de investigación y creando espacios de diálogo académico. Sin embargo, dejó su cargo directivo para incorporarse a la FALP junto a nuevos desafíos relacionados a la toma de decisiones compartida.

Rol de las mujeres en las decisiones relacionadas al cáncer de mama

En este marco, Paulina actualmente lidera un proyecto FONDECYT regular adjudicado el año pasado, donde la Pontificia Universidad Católica de Chile participa como centro de investigación patrocinante. El objetivo de esta es buscar cuáles serían los factores que pueden explicar y ayudar a comprender el rol que tienen las mujeres en las decisiones relacionadas al tratamiento de cáncer de mama, se trata un estudio multimétodo que se está realizando en tres centros de salud de la Región Metropolitana. “Llevamos un año de ejecución, estamos terminando la fase cualitativa con un estudio etnográfico que permitió observar los Comité Oncológicos, que son los organismos profesionales que plantean cuáles son los cursos terapéuticos para las personas con cáncer. Y también estamos observando consultas clínicas a través de grabaciones y entrevistas con profesionales del equipo de salud en relacionado al cáncer de mama, y por supuesto, con mujeres con cáncer de mama” mencionó la investigadora.

Toma de decisiones compartida

Paulina Bravo también es fundadora de la Red Iberoamericana para la Toma de Decisiones Compartida, una iniciativa que inició el año 2013, “lo que hicimos fue tomar parte del Movimiento Internacional para la Toma de Decisiones Compartida que habitualmente tiene mayor desarrollo en el globo norte y comenzamos a hacer alianzas entre personas hispano parlantes para ver cómo hacíamos culturalmente más adecuada la participación de los pacientes en los encuentros clínicos” detalla.

En esta misma categoría, la investigadora también es miembro de la Red Internacional para el Desarrollo de Evaluación de Herramientas para la Toma de Decisiones y miembro de la Directiva de la Sociedad Internacional de Toma de Decisiones Compartida (ISDMS). Roles a través de los cuales ha podido representar lo que sucede en Latinoamérica y ver aquellos elementos culturalmente más adecuados para promover la participación en la región y aportar desde evidencia de esta parte del mundo hacia el resto. “ Además, hace un par de años conseguimos financiamiento del Ministerio de Educación e Investigación Alemán y lanzamos la Red Internacional para el Cuidado Centrado en la Persona, que tiene como foco ayudar a la transferencia de evidencias y buenas prácticas desde algunos países con más desarrollo como Alemania hacia nuestra región”.

Ahora bien, ¿de qué se trata la toma de decisiones compartida?

Se trata de una forma de relación entre los profesionales de salud y los pacientes, en los que ambos compartes información para que las personas puedan decidir de manera informada y respetando sus valores y preferencias. Así, se potencia que participen activamente en la atención de salud, reconociendo derechos y deberes de la misma.

Para lograr un sistema de salud colaborativo, Bravo señala la importancia de poner temas de salud en distintas esferas, por ejemplo, en los colegios, enseñando sobre el rol que tienen las personas en el cuidado de su salud en general, “hay muchas iniciativas desde el programa curricular que ofrece el Ministerio de Educación pero que suelen estar más bien cargada hacia lo biomédico, y no necesariamente hacia el rol activo que pueden tener niños niñas jóvenes y luego adultos en el cuidado de su salud”.

Tiene que ver con el poder tomar decisiones que les permitan balancear, por ejemplo, cuáles podrían ser los riesgos o los beneficios de tomar una opción A B o C, y qué es lo que las personas consideran como más importante, de acuerdo a sus trayectorias de vida.

Por otro lado, también destaca la importancia de ver cómo se está formando a los profesionales, donde “todavía estamos bastante débiles en relación a cómo ayudamos a que los profesionales puedan reconocer las potencialidades que tienen los pacientes en el cuidado de su salud y ayudar a que esas potencialidades se transformen en acciones concretas”.

Muchas veces tiene que ver con la manera en que algunos materiales educativos están escritos, la idea es que sean comprensibles, en un formato adecuado, “ la idea es que como equipo de salud estemos alineados en términos de estrategia para la educación y al mismo tiempo poder ir posicionando a las personas como los protagonistas de cada acción que hacemos, que finalmente se note que somos una organización centrada en las personas y no en la patología, que es una tentación cuando estás en un centro especialista”.

En resumen, es relevante poder hacer un diagnóstico de base y de acciones que ayuden a avanzar a una salud más participativa, teniendo en consideración lo que ha  pasado internacionalmente en términos de distintas estrategias para promover esto para no repetir errores, porque esto aún no es una práctica rutinaria en el mundo.

 Latinoamérica en la toma de decisiones compartida

En nuestro contexto cultural latinoamericano, Paulina menciona que  todavía existe una inclinación por un modelo que es más bien paternalista, donde todavía vemos a la figura del médico como una figura de autoridad, que muchas veces desde el rol de paciente o de personas con una necesidad en salud es difícil de cuestionar. 

“Cuando tienes problemas de acceso a salud, las personas tienden a confundir el acceder a salud con una salud que respete sus preferencias y sus valores, nosotros en Chile en un proyecto hicimos un diagnóstico nacional sobre el nivel de participación y ahí pudimos ver que había una clara confusión entre el poder acceder a una atención y sentir que se había participado en esa atención”.

La investigadora señala que culturalmente nos queda una brecha importante, no solo de preparación de los pacientes para que puedan reconocer cuáles son sus derechos y deberes en la atención de salud, sino también en los profesionales, para que puedan tener estrategias específicas que promuevan la participación activa de los pacientes.

“La idea es ayudar a que las personas puedan sentirse como agentes claves y activos en el proceso de su salud, así que esa ha sido mi carrera en los últimos 17 años”

A través de los roles mencionados anteriormente, Paulina destaca que su interés primario ha sido poder avanzar hacia una salud más participativa, desde el frente de la gestión clínica y desde la docencia e investigación y el trabajo comunitario, “en las funciones que cumplo ahora tengo la oportunidad de trabajar directamente con las comunidades, asociaciones de pacientes o comunidades, donde la idea es poder ir ayudando a que las personas tomen más conciencia de la posibilidad de participación que tienen y puedan sentirse como agentes claves y activos en el proceso de su salud, así que esa ha sido mi carrera en los últimos 17 años”.

Resistencias estructurales

Paulina detalla que hace algunos meses tuvo la posibilidad de participar en el entrenamiento para referentes específicos de la atención primaria en salud, donde describió que  los profesionales relatan la resistencia, “no solamente tiene que ver con la expectativa que tenga un profesional para hacer una práctica distinta, sino también cómo el sistema de salud te coarta y dificulta la posibilidad de tener un espacio de salud que sea más colaborativo, por ejemplo todavía muchos de nuestros indicadores en salud están más bien relacionados a logros biomédicos, entonces cuando tú tienes que reportar como logro, cuántas personas asistieron a un taller, eso ciertamente no va a hablar de qué tan efectivo fue el taller para los participantes”.

Es decir, hay resistencias estructurales que pueden hacer que se dificulte una relación que sea más colaborativa y más respetuosa entre los profesionales.  “Ojalá que esto cambie, hay mucho interés en el ministerio por hacerlo, así que vamos avanzando, al menos en Latinoamérica  me atrevería a decir que somos pioneros en relación al abordaje y la intención de avanzar hacia un modelo más respetuoso con las necesidades de la gente” finalizó.

 

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