Investigadora asegura que adultos mayores tendrán más resiliencia y capacidades de adaptación que los jóvenes al cambio climático
Camila Navarrete Valladares, es una dedicada psicóloga de la Universidad del Biobío y ahora coordinadora a cargo de investigación, que se ha ocupado de develar la vulnerabilidad y capacidad adaptativa de personas mayores ante el cambio climático. Lo anterior, a través del proyecto Fondecyt 11200683 “Resiliencia Comunitaria-Climática” en el que participó junto a su profesor guía el Dr. José Sandoval. La investigadora es parte de un grupo de tesistas que junto al proyecto se han ocupado de estudiar las diferentes dimensiones de las comunidades en torno al cambio climático, como una problemática latente.
Por Valentina Luza Carrión / Ciencia en Chile
Saber cómo reaccionan los diferentes grupos etarios es clave para crear comunidades resilientes y fortalecer la mitigación. Según la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) se estima que en 2050 una de cada seis personas será mayor de 65 años. Esta población con los años demuestra un aumento progresivo de la multimorbilidad, convirtiéndose en una población de riesgo.
Asimismo, los riesgos del mundo crecen; sequías, olas de calor, y un sinfín de efectos derivados del progresivo cambio climático que afecta a la humanidad y que han generado mayor fluctuación en los ecosistemas y aumentos de desastres naturales.
¿Cuáles son las capacidades de las comunidades para resistir a los efectos del cambio climático? La tesista del proyecto y psicóloga, Camila Navarrete, a través de una revisión sistemática a escala global, logró indagar y demostrar algunos resultados, específicamente en lo que respecta a adultos mayores.
La investigación FONDECYT 11200683, que se realizó bajo el nombre “Vulnerabilidad y capacidad adaptativa de personas mayores ante el cambio climático: una revisión sistemática” y estuvo a cargo del Dr. José Sandoval, busca aminorar la vulnerabilidad de este grupo a través de estrategías de afrontamiento ante un evento climático.
Es decir, poniendo en perspectiva cuales ya han sido investigadas a nivel global, y que factores son los que se han demostrado en el escenario. De esta manera, se evidencia una problemática y se aporta la discusión para la creación de conocimiento.
Para ello, se necesitaba identificar algunas características claves en los adultos mayores.La investigación siguió una metodología de revisión sistemática, enfocada a escala global y con una totalidad de 50 artículos, en inglés, español y portugués.
Resultados relevantes para el futuro
Uno de los peligros más estudiados, según los artículos, fueron las olas de calor (54%), inundaciones (24%) siendo los más bajos los asociados a olas de frío e inviernos de frío extremo abordados únicamente en el 8% de las investigaciones.
Sobre los factores de vulnerabilidad, se descubrió que en las investigaciones se había abordado el aislamiento social (36%),conductas de afrontamiento y morbilidades (98%), limitaciones económicas (72%) y acceso a información (66%) con mayor frecuencia.
“Entre los principales factores que vulneran a estas personas, está el aislamiento social, no hay vínculo entre pares o de alguien que pueda hacerse cargo de ellos. Las morbilidades, que tienen que ver con las enfermedades de base, por ejemplo en inundaciones, traen enfermedades adicionales y todo aquello significan gastos”, comenta Navarrete.
Ahora bien, entre los factores de adaptación hay investigaciones a partir de cuatro niveles: estructural e institucional, cultural y conductual, tecnológico y gubernamental, en donde se observó que en la primera priman la búsqueda de refugio, mencionada en 12 artículos (24%).
Además de las medidas corporales con 15 artículos (30%), seguidas por mejorar los hábitos alimenticios (24%) y el salir al aire libre (20%).
También se prima el uso de aire acondicionado (52%), además de espacios verdes (20%) se menciona las políticas públicas y los sistemas de alerta temprana, y por último, la planificación urbana con 9 estudios (18%) y los beneficios estatales (16%)
“Este grupo ya tiene conductas de afrontamiento, pero ¿qué pasa con aquellas conductas que ellos realizan y que no son acordes a distintos desastres?. Por ejemplo, en olas de calor, muchos prefieren quedarse en casa, cuando la opción de lugares verdes sería más ideal”, subraya la investigadora.
En conjunto, según indica la investigación, estos últimos serían claves para fortalecer a las comunidades y crear estrategias de adaptación y resiliencia que se consoliden en el tiempo. Es decir, que puedan considerar debilidades y fortalezas, en torno a los adultos mayores, y en base a ello, actuar en el futuro.
“Algo que llama la atención es cómo juega un papel muy importante las limitaciones económicas; que una persona mayor pueda modificar la infraestructura de sus viviendas, ventilación, etc. Si quisieran incorporar tecnologías al hacer mucho calor, también es complejo porque requiere mantenimiento y no tienen cómo sustentarlo” indica.
En base a lo anterior, comenta que lo ideal, es que las medidas sean enfocadas a poder crear subsidios o beneficios estatales, que tengan correlación a la realidad de una comunidad en específico.
“En muchos países también es importante el acceso a la información que tienen. En Australia tienen sistemas de alerta, que muchas veces fallaban, y perdían valor y veracidad en el tiempo. Entonces adultos mayores no tenían cómo saber cuándo sí y no, tampoco alguien que pudiera acompañarlos”, agrega.
Fortalecer las comunidades sería clave
Para la investigadora, los factores de afrontamiento y mayor capacidad económica serían aquello que podría ayudar a las comunidades de adultos mayores, crear redes en conjunto y avanzar a la adaptación.
“Muchas veces las personas mencionan que las grandes empresas no hacen ni un cambio, pero también esto requiere responsabilidad y esfuerzo individual y además, en conjunto. Se puede ayudar en información, revisión de políticas y acciones ante desastres naturales, entre otros. Todo suma, hay que apuntar a crear más comunidades”, subraya la investigadora en este punto.
Y agrega que, se hace importante que las políticas públicas lleven a las comunidades información clave y sin tecnicismos, cambios sobre conductas e instrucciones específicas para afrontar ciertos desastres, entre otros puntos.
“Hay artículos que mencionan que los adultos mayores si bien son más vulnerables, lo serían menos que los jóvenes, por su experiencia de vida. Todo porque sabrían responder de mejor manera y gestionan la angustia, la ansiedad, con mayor precisión”.
La relevancia de esta información recae ante el inminente crecimiento de la crisis climática, y del mismo modo, del envejecimiento de la población. Una estrategia clave, comenta la investigadora, sería considerar el envejecimiento activo, con características de empoderamiento y entregando herramientas de autovalencia a este grupo.
De este modo, se reducen los riesgos y aumentan las habilidades de afrontamiento: “Hay que difundir, comentar, hablar sobre esto. Así se pueden hacer grandes cosas, la información debe ser para todos y todos somos parte para cambiar esto”, finaliza la investigadora.
Para más información del proyecto revisar: Instagram y Facebook
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