Dr. José Luis Palma, académico del departamento de Ciencias de la Tierra de la Facultad de Ciencias Químicas, estuvo una semana en terreno en los faldeos del macizo, levantando valiosa información sobre su actividad.
La actividad que se está registrando en el volcán Villarrica que este jueves deslumbró con una incandescencia que superó los 200 metros de altura, ha estado rodeada de una serie de imprecisiones que se han repetido durante las últimas semanas en algunos medios de comunicación.
Esa es la opinión del académico del Departamento de Ciencias de la Tierra de la Facultad de Ciencias Químicas de la Universidad de Concepción (UdeC), Dr. José Luis Palma Lizana.
El especialista en volcanología física y análisis de peligros y amenaza volcánica explicó que las mediciones que se pueden realizar de la actividad el macizo son comparables a los síntomas de un enfermo de gripe que debe ser evaluado por el médico para conocer su estado de salud, en el sentido de que hay parámetros que son indicativos de la gravedad de la enfermedad, como la temperatura y dificultad para respirar, y por lo cual es muy importante mantener un monitoreo de estos parámetros.
En el caso del volcán Villarrica, algunos parámetros importantes para monitorear son la sismicidad, que nos indica lo “agitado” que está, la profundidad de la lava dentro del cráter, que se asocia con el nivel de actividad, y las explosiones que se generan en el cráter por el escape de gases, que nos indica si la actividad aumenta o se vuelve más explosiva. Estos parámetros se analizan continuamente para poder anticiparse adecuadamente a una eventual erupción.
En opinión del Dr. Palma, “es un error comparar la actual actividad con la que se observó previo a la última erupción de 2015 ya que, en lo técnico, se observa un comportamiento distinto y, más aún, porque puede entregar una falsa idea de que, si se desarrolla una nueva erupción, ésta podría ser similar a la de 2015. Hay que recordar que ninguna de las erupciones pasadas se ha parecido mucho a la erupción anterior”.
Sin anticipación
Ese margen de incertidumbre, explica el académico de la carrera de Geología de la UdeC, lleva a que no se pueda anticipar en el largo plazo en qué momento se va a producir una erupción ni cómo ésta se desarrollaría específicamente, “por lo que es importante que la actividad del Villarrica siga siendo monitoreada de cerca con las mediciones específicas y el análisis experto, dentro de eso, por supuesto que el Observatorio Volcanológico de los Andes del Sur (OVDAS) está haciendo un buen trabajo en términos de todos los parámetros que se están entregando”
Otro desafío tiene que ver con la educación e información que se les entrega a las personas respecto de la preparación que se requiere para hacer frente a estos episodios.
“El volcán Villarrica es el que impone mayor riesgo a la población en Chile, y eso está ligado directamente con la gran cantidad de población que vive en sus alrededores, y que potencialmente podría ser alcanzada por algunos de los fenómenos que ocurren durante las erupciones. Un estudio reciente que evaluó el nivel de exposición de diferentes poblados a los peligros volcánicos en todo Chile muestra que, precisamente, Pucón, Coñaripe, el sector Molco y Lican Ray están dentro de los primeros en el ranking de amenaza volcánica”.
“Es muy importante que la información acerca de cómo las personas deben prepararse, las vías de evacuación, qué tipo de alertas recibirían y su significado, medios de comunicación oficiales, e incluso lo que no deben hacer, se difunda en medios masivos para que llegue a todas las personas que se encuentren alrededor del volcán. Toda esa información es extremadamente importante y aún hay mucho desconocimiento”, enfatiza el docente del Programa de Doctorado en Ciencias Geológicas de la UdeC.
Y agrega que, “además, es muy importante considerar que si se extiende la alta actividad del volcán por varias semanas, ésta coincidirá con la llegada de muchos turistas a la zona que no tendrán el conocimiento de estos temas”.
