Descifran los efectos de la radiación ultravioleta y cómo afecta a las anémonas de Chiloé

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El Académico de la Universidad Austral de Chile, Dr. Mauricio Cubillos, hace tres años que estudia la especie de anémona Anthopleura hermaphroditica, a través del proyecto FONDECYT Regular 1190875 y, en una reciente publicación, estableció los efectos de la radiación en la respuesta de comportamiento y celular en este invertebrado marino.

Lorenzo Palma, Ciencia en Chile.- El investigador y especialista en anémonas, publicó un nuevo estudio en la revista científica Antioxidants, donde se evidencian reveladores resultados sobre los efectos que tiene la radiación solar en la anémona Anthopleura hermaphroditica, que vive en Chiloé, en zonas intermareales de estuarios los cuales pueden quedar expuestos a elevados niveles de radiación ambiental especialmente durante periodos de marea baja.

“Nuestros resultados demuestran por primera vez que la capacidad de esta anémona de poder enterrarse en el sedimento está condicionado como una respuesta evasiva al daño oxidativo generado por la radiación ultravioleta”, explicó el Dr. en Ciencias Marinas, Mauricio Cubillos.

Esta anémona pequeña carece de protección física externa como una concha o placas corporales, lo cual la hace altamente susceptible a cambios en las condiciones medio ambientales, por lo cual vive enterrada en sedimentos blandos, como estrategia de enfrentar la radiación y los cambios de salinidad del agua, en zonas de estuarios, como en el río de Quempillén (Ancud, Chiloé). Es en este sector donde el Dr. Mauricio Cubillos, académico de la Universidad Austral de Chile estudia dicha especie con el objetivo de conocer cómo adultos y juveniles de responden distintos niveles de radiación ambiental.

El investigador explica que, de manera experimental, estudiaron cómo se relacionan tres tipos de radiación: fotosintéticamente activa (PAR: 400-700 nm); radiación ultravioleta A (UVA: >320-400 nm); y radiación ultravioleta B (UVB: 280-320 nm); sobre la capacidad de enterramiento (a través de la estimación de tiempo, profundidad y velocidad) y respuesta celular (daño oxidativo y respuesta antioxidante).

Lo que sabemos ahora es que, la capacidad de enterrarse se debe a que los organismos buscar una protección física que les permita protegerse del daño oxidativo que genera la radiación UV-B durante los periodos de exposición.

En este sentido, los movimientos generados por el cuerpo de los animales permiten abrirse paso entre los granos de sedimento para encontrar refugio y de esa forma minimizar los niveles de daño celular causado por la radiación solar. Una de las razones de por que realizan esta acción se debe a que organismos adultos de esta anémona incuban múltiples embriones al interior de su cuerpo, los cuales son altamente lábiles a la radiación del tipo UV-B lo cual puede verse reflejado en significativos incrementos de daño en la célula en comparación con anemonas adultas. Así lo anterior refleja una habilidad de supervivencia dentro de este grupo de organismos carentes de protección física, explicó el experto.

El Dr. Cubillos explica que las anémonas sustentan a diferentes organismos a través de relaciones simbióticas, lo cuales también soportan diferentes redes tróficas.

El comportamiento de excavar en el sedimento en busca de refugio, es una habilidad de supervivencia clave, especialmente para los estados iniciales del desarrollo, considerando que alcanzado el estado de juvenil ellos son liberados desde la cavidad incubatoria hacia el medio exterior donde están expuestos a elevados niveles de radiación ambiental.

Los resultados indican que los organismos adultos son muchos más resistentes al daño celular que los organismos juveniles. En ese sentido el enterramiento de los adultos en el sedimento estaría protegiendo a los estados iniciales del desarrollo”, explico el especialista.

La presencia de sedimentos parece ser importante para las anémonas juveniles, especialmente cuando están expuestas a la radiación UV-B, posiblemente debido a su elevada fotosensibilidad, considerando que de forma natural se desarrollan dentro de la cavidad gastrovascular de los adultos enterrados, un microambiente caracterizado por condiciones de radiación reducida o nula.

Adicionalmente, este organismo simbionte al tener dinoflagelados en los tentáculos, los hace mucho más susceptibles a la radiación, especialmente a la radiación ultravioleta B, lo que genera mayores niveles de daño en la célula tanto en DNA como otras macromoléculas.

Los 200 individuos estudiados se obtuvieron en el estuario del río Quempillén, en Chiloé y fueron aclimatados en el Laboratorio Costero de Recursos Acuáticos de Calfuco, de la UACh, utilizando agua de mar circulante y expuestas a diferentes periodos de radiación como se indicó anteriormente.

Cabe destacar que, la investigación estuvo formado por el Dr. Cubillos, Javier Álvarez, Eduardo Ramírez, Dr. Edgardo Cruces, Dr. Oscar Chaparro, Dr. Jaime Montory y Dr. Carlos Spano dentro del marco del proyecto FONDECYT 1190875.

Pueden leer el artículo en: https://www.mdpi.com/2076-3921/11/9/1725/htm