La Dra. Rosa Behar Astudillo, es Profesora Titular de la Escuela de Medicina, de la Facultad de Medicina de la Universidad de Valparaíso (UV), médico cirujano y psiquiatra, ha desarrollado más de 100 investigaciones, una de ellas expuso, cómo la presión sociocultural ha fomentado la tendencia a la obsesión por la comida. Además, señaló cómo evitar y enfrentar algún trastorno de conducta alimentaria de manera saludable con el confinamiento. Y explicó su último estudio, en el que se manifiesta el desarrollo de un nuevo posible trastorno, la ortorexia.
Xaviera Hermosilla, Ciencia en Chile. La Dra. Rosa Behar, fue la primera mujer chilena en ser galardonada por La Sociedad Chilena de Neurología, Psiquiatría y Neurocirugía La Sociedad Chilena de Neurología, Psiquiatría y Neurocirugía (SONESPYN), a ella se le otorgó la medalla Doctor Augusto Orrego Luco, en 2013, por su destacada trayectoria profesional. La psiquiatra confesó que desde que entró en el área de la salud siempre se vio atraída por la psicopatología de la mujer y especialmente con los trastornos de la conducta alimentaria (TCA).
La Dra. ha realizado alrededor de 125 publicaciones referentes a los Trastornos de Conducta alimentaria TCA, uno de todos los destacados es el que realizo en el año 2010 y que fue publicado por la Revista Chilena de Neuro-Psiquiatría, el trabajo denominado “Quince años de investigación en trastornos de la conducta alimentaria”, tuvo un resultado que a Behar le pareció alarmante, la detección de grupos de riesgo, exponiendo que las mujeres presentan mayor probabilidad de presentar estas conductas, “entre en 90 y 95% de los casos son mujeres, y el grupo más vulnerable son las adolescentes y las mujeres adultas jóvenes”.
Agregó que en los últimos años se ha visto una ampliación en los rangos de edad, explicó que los TCA ahora se ven “incluso en edades más tempranas, en preadolescentes y mujeres más maduras”. Un número significativo de mujeres de mediana edad presenta sintomatología compatible con estos cuadros; ya sea debido a la cronificación de un TCA que comenzó en la adolescencia y que nunca se ha recuperado, o en aquellas que los desarrollan por primera vez en esta etapa vital, siendo más prevalente el primer grupo.
Pero, ¿a qué se debe esto? Rosa Behar aclara, “La presión sociocultural, el modelo de belleza occidental contemporáneo que promueve una silueta corporal delgada, como sinónimo de éxito, atractivo e inteligencia, enfatizada por el modelaje, los medios de comunicación, la publicidad y el culto narcisista al cuerpo, predisponiendo al desarrollo de los TCA”.
La Dra. Behar también explicó que, los efectos de la postmodernidad, la globalización, la influencia de las redes sociales, el bullying, “todo esto ha generado un impacto en las vidas de las jóvenes. El estar expuesta a una crítica, burla o denigración, la identificación predominante con el estereotipo de rol de género femenino, el reforzamiento social respecto a los cambios biológicos y emocionales de la adolescencia, los rasgos perfeccionistas y la filiación a los sitios web «pro-ana» y «pro-mia», han favorecido que las jóvenes tomen una postura equivocada y es por lo que las adolescentes son las que están más en riesgo”, señaló.
Con respecto a cómo enfrentar un posible desarrollo de algún TCA, producto del confinamiento, la psiquiatra enfatizó la importancia de hacerse un programa de actividades en el día. “Establecer un horario para todo. La clave es la disciplina sistemática con que se ordenen las comidas, el sueño, la actividad física o de trabajo”. Explicó la importancia de hacer las cosas por etapas, de esta manera las personas no se abrumarían. También dijo que es muy importante “incorporar obligatoriamente el ejercicio físico y tener una instancia de entretención”.
La profesora de medicina señaló las consecuencias de desahogar la angustia del encierro con el consumo de bebidas alcohólicas y drogas “el alcohol tiene un efecto sedante que inhibe el elevado nivel de ansiedad que se ha creado. El problema es cuando se consume para desligarse de algo, el resultado en efecto, sería como el de tapar el sol con la mano. La persona puede pasar horas relajada, pero, al pasar el efecto, la situación es peor, se le viene una reacción de “privación” de post ingesta de alcohol, al igual que con el caso de las drogas”.
En el transcurso del tiempo, han surgido nuevos TCA; un ejemplo es el trastorno que la Dra. se encuentra estudiando y que pronto publicará un artículo relacionado con el tema en la Revista Chilena de Neuro-Psiquiatría, sobre la ortorexia, que es una condición que obsesiona a las personas por llevar una alimentación sana, a veces, exageradamente hasta el extremo, que aún no está incluida en el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales, DSM-5, guía vigente para los diagnósticos clínicos en Salud Mental.
La ortorexia, que por sus siglas ortos (recto, correcto, derecho) y orexia (apetito, deseo), es el término utilizado para identificar a quienes llevan la ingesta saludable de alimentos al extremo. “Pasa de ser de un hábito saludable a un problema mental o de la conducta alimentaria cuando la alimentación produce una interferencia significativa en el desempeño de la vida cotidiana. Uno debería de tener cierta ortorexia en rangos saludables, pero cuando pasa a ser una obsesión y la vida de las personas empieza a girar en torno a lo que consumen, trae consecuencias físicas, se pueden llegar a provocar anemias, hipervitaminosis, carencias de oligoelementos, hipotensión y osteoporosis, entre otras variables”, refirió.
La repercusión en el aspecto psicológico puede ser desde ansiedad, como también, trastornos obsesivos-compulsivos relacionados con la alimentación. La propia carencia de vitaminas como la B12 provoca alteraciones del comportamiento, que acentúan todavía más su comportamiento ortoréxico. No hay que confundir nunca la preocupación por una vida sana con la obsesión. Una persona vegetariana o macrobiótica, no necesariamente sufre esta enfermedad.
Finalmente, la destacada Dra. destacó que “los trastornos alimentarios tienen la característica de ser muy inestables en su evolución, con entrecruzamientos, virajes entre los polos, anorético restrictivo y el polo bulímico purgativo, con traslapes en sus síntomas, pudiendo aún coexistir incluso con otros desórdenes orgánicos y/o mentales. Es difícil a veces determinar cuál es el trastorno, porque en esencia, son caras de una misma moneda”. Es por lo que actualmente en Chile, el problema de esta área más prevalente es, el trastorno de la conducta no especificado. Que no necesariamente reúne los requisitos para un cuadro completo, por ejemplo de anorexia nerviosa o de bulimia nerviosa, pasando así casi desapercibido.