Entre los principales resultados destaca el hecho de que no se comprobó la existencia de “enemigos poderosos” detrás de los ataques desinformativos, pero sí se logró comprobar que detrás de los hashtags desinformativos están lo que se denominó “microinfluenciadores de nicho”.
“A través del Análisis de Redes Sociales (ARS) no se pudo comprobar la existencia de un ‘enemigo poderoso’ que estuviera detrás de la generación de hashtags desinformativos que fueron tendencia en Twitter, en Chile. La desinformación no surge de grandes líderes de opinión que controlen o manejen el flujo informativo, sino que de numerosos microinfluencers. Cada microinfluencer tiene su propia audiencia, que está totalmente desconectada del resto”, señala Jaramillo.
“Lo que llama la atención es que los hashtags desinformativos surgen de manera simultánea a través de la acción de cientos de microinfluencers que actúan bajo la bandera de un mismo hashtag. Sin embargo, quienes difunden a través de las redes sociales sus mensajes son sus audiencias, las cuales están totalmente desconectadas entre sí y constituyen verdaderas cámaras de eco”, explica Jaramillo.
El académico agrega que “la denominación de ‘microinfluencer de nicho’ se debe a que en promedio estos influencers tienen una audiencia de 1000 personas o, en alguno casos, mucho menos. Además, tiene un grado de interacción muy bajo con las cuentas o personas que comparten su contenido, razón por la cual desde el punto de vista comunicacional, tiene audiencias y no comunidades”.